Tres regiones para redescubrir el propósito de la vida

Artículo y fotografía por: Liliana Pérez Coymat

Si han pasado alguna temporada en Europa, saben bien que allí se vive de una manera muy diferente a como se vive en Estados Unidos, e incluso en Latinoamérica, dado que en muchos de nuestros países (contadas algunas excepciones) seguimos el modelo norteamericano en aspectos como por ejemplo el enfoque en ser productivos.

El concepto que para mí engloba el estilo de vida italiano es que el objetivo de vivir es disfrutar. Bajo este concepto, el trabajo es solo un medio para poder disfrutar de las cosas simples de la vida: comer, compartir y descansar.

Antes de dar paso a la travesía, vale la pena resaltar que encontrar hospedaje en Italia es facilísimo. Hay opciones desde hoteles, AirBnB, hasta un sistema que llaman “agriturismo”, que es básicamente un rancho agrícola que decide ofrecer servicios de hospedaje con el compromiso de proporcionar un tour agrícola a sus clientes si así lo desean (lo exige la ley que los regula).

Por supuesto, hay opciones de diferentes presupuestos y explorar cada uno tiene cierto atractivo. Y para moverse, puede hacerse en avión, en tren o alquilar un carro; la última opción da mucha más flexibilidad y la infraestructura del país (con la ayuda de Google Maps) es perfecta, además de hermosa.

LA TOSACANA

italia2La Toscana, alimento para el alma

Es difícil no parecer demasiado generoso al describir esta región, pues es tal como la pintan las películas. Colinas llenas de viñedos, carreteritas angostas que conectan un pueblito con otro, atardeceres brillantes y armoniosos, castillos aquí y allí… ¡es realmente así! Los pueblitos que considero imperdibles son: San Gimignano, Monteriggioni y Pietrasanta. El primero es de los sitios más románticos en los que he estado; el segundo, el más diminuto y el tercero, es un pedacito de paraíso terrenal.

SAN GIMIGNANO

San Gimignano es un sitio para recorrer con calma y descubrir sus rinconcitos. Es un pueblo amurallado, de callecitas angostas y otras todavía más encogidas, llenas de pequeños escondites que de alguna forma se han convertido en restaurantes, galerías, hoteles, heladerías, charcuterías, tiendas de regalos…

No se pierdan la Gelateria Dondoli, ganadora del mejor helado del mundo por dos años consecutivos, y el restaurante Enoristoro en uno de sus extremos fuera de la muralla. Es casual, modesto y su atractivo es la terraza con vista a las colinas, donde uno puede saborearse una deliciosa pizza con una copa de vino. ¡Muy romántico!

MONTERIGGIONI

Por su parte, Monteriggioni es una aldea amurallada construida en el siglo XIII, en la cima de una colina, tan particular que fue reseñado por el poeta italiano Dante Alighieri en su Divina Comedia. No hay circulación de vehículos, por lo tanto se recorre a pie y no se tarda más de unos cuantos minutos para ir de un extremo a otro. Se asombrarán con las bellezas de tienditas que se encuentran en el recorrido y su plaza principal, Piazza Roma, es sin duda un tesorito para pasar una tarde muy agradable tomando vino y picando algunos antipasti.

PIETRASANTA

Más al norte está Pietrasanta, en un escenario muy diferente al resto de la Toscana, pues se encuentra entre montañas y la playa. En Pietrasanta el pintor y escultor colombiano Fernando Botero decidió tener una villa y al estar ahí, entendí por qué. Es pequeño, acogedor, hermoso, lleno de esculturas en sus placitas (de Botero y de otros artistas locales). ¡Simplemente encantador, como sacado de un cuento de hadas! Parte de su embrujo está en su arquitectura.

Por ejemplo su Catedral está hecha de mármol, por su cercanía a una cadena de montañas llena de canteras de donde se extrae ese mineral. También está La Misericordia, una iglesia muy polémica porque sus frescos son hechos por Botero, en los que en el infierno pintó a Hitler y a sí mismo junto a su esposa, la también artista griega Sophia Vari. ¡No pasan desapercibidos!

De La Toscana recordé que comer debe ser una actividad que tenga en cuenta dos aspectos: primero, alimentos frescos, generalmente cosechados o producidos en el mismo lugar, y segundo, hacerlo siempre en compañía de familia o de amigos.

Estando allí reflexionaba sobre nuestra alimentación y creo que por diferentes factores existe en nuestra cultura lo que yo llamo “comer por llenar el tanque”. Nos alimentamos más como un acto automático de calmar el hambre y hasta a veces de llenar vacíos emocionales.

Estoy plenamente convencida de que los italianos se ven sanos no solo porque comen muy natural sino por el hecho de compartir. Todo el tiempo ves grupos de familias cenando en los restaurantes o pasando un buen rato con amigos en un café. ¡Nunca ves personas solas en los cafés! Al menos no italianos, pues la gente va a esos lugares a compartir, a nutrirse de alimentos, pero también de relaciones.

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La Rivera Italiana y el arte de vivir despacio

Si deciden viajar por Italia y ya conocen las grandes ciudades, muy seguramente cuando busquen recomendaciones en Internet, una de las primeras cosas que aparece es la “rivera italiana”, que no es otra cosa que la costa de la región de Liguria sobre el Mediterráneo.

CLINQUE TERRE

Lo más recomendado en esta zona es sin duda “Cinque Terre”. Esa famosa hilera de cinco pueblitos construidos sobre formaciones rocosas al borde del mar, declarados patrimonio mundial. Es a la vez un Parque Natural y un sitio muy turístico, por lo que es mejor llegar en tren (desde La Spezia está a menos de diez minutos). Su atractivo es definitivamente lo pintoresco y lo inverosímil de su construcción casi colgando de la roca.

MONTEROSSO AL MARE

Monterosso al Mare, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore son las cinco joyas. Entre ellos se pueden hacer largas caminatas por la montaña (recomendado si tienen tiempo y algo de estado físico) para embelesarse con el paisaje; aunque también están conectados por un tren que va mayoritariamente por túneles surcando la montaña. Por su ubicación en dichos riscos no tienen casi playa pero por favor no dejen de meterse al mar. Una vez dentro uno se puede alejar de las rocas y nadar un poco. ¡Es un agua revitalizadora!

Además de Cinque Terre, más al norte, está uno de mis favoritos: Portofino. Es un pueblo de lujos (hay que aceptarlo), su belleza no tiene límite, el color del mar es de un azul profundo impresionante y el contraste con la montaña verde oscura quita el aliento.

Es muy turístico pero tiene un encanto del más allá. Al igual que otros de la zona, tiene lindos lugares para comer, para tomar un helado o simplemente para divisar el mar. ¡Ojo a los precios, un almuerzo sencillo puede costar 70 euros! Sugiero ir simplemente a pasar el día y de nuevo, recomendado nadar en el mar.

En estos pueblos el tiempo parece transcurrir a otra velocidad. En una oportunidad, una pareja de italianos me resumieron muy bien el modo de pensar: “si me gano cinco mil euros, tengo cinco mil euros para las vacaciones”.

Y es la realidad para muchos, pues ¡se ven negocios cerrados a horas inadmisibles cuando los pueblos están atestados de turistas! Hacen lo necesario para vivir el día, mañana se hará lo de mañana. ¡La dolce vita!

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Los Lagos, el descanso y el divertimento

LOS LAGOS

La zona de los lagos de Como, Garda y Maggiore está tan al norte de Italia que tiene una influencia alemana y nórdica palpable, incluso las señales de tránsito y los menús de los restaurantes están en italiano, inglés y alemán. Aquí les cuento cómo fue mi paso por Como y Garda.

A pesar de la afluencia turística, el Lago de Como sigue siendo uno de los sitios más románticos para visitar o ¡para tener una villa! Así lo han hecho estrellas de Hollywood como George Clooney. Vale la pena ir a Bellagio y tomar el ferry para visitar los distintos pueblitos a lado y lado del lago. Cadenabbia, Menaggio y Varenna son solo algunos donde uno puede pasar el día recorriendo sus escondites para luego volver a Bellagio y disfrutar de una maravillosa cena.

Garda es el lago más grande de Italia. En algunas partes es tan ancho que parece más bien un océano, pues no se ve la otra orilla. Es por tanto, el más visitado por turistas que van en búsqueda de actividades acuáticas, paseos en bicicleta todoterreno o simplemente a disfrutar del agua. El paisaje es imponente, pues las gigantescas montañas que apenas son la ladera de los Alpes hacen que uno se sienta pequeño.

Su agua es muy fría, dado que se alimenta de ríos provenientes de los Alpes, pero aún así, miles de turistas vienen de países más fríos a tomar el sol, especialmente en temporada de verano. Los sitios más concurridos para hacerlo son Torbolle, Navene o Malcesine. En este último hay un teleférico al monte Baldo (1.760 metros de altura) desde donde se puede ver todo el valle. ¡La panorámica es increíble!

La esencia de la vida italiana, como lo decía al inicio, es disfrutar. Esta región del país parece creada con ese único propósito. Si se quiere actividad deportiva o un espacio para relajarse, tal vez un paseo a pie por un pequeño pueblo y parar en un museo o en un castillo, o mejor un recorrido en barco para admirar el paisaje, lo hay todo.

En este viaje recordé algo que es muy fácil olvidar: que el propósito de la vida es disfrutarla. A veces vivimos la vida como esclavos de un trabajo, de una relación, de una situación o de cualquier otra cosa y constantemente nos estamos preguntando cómo ser más felices.

La felicidad no se encuentra en algo o en alguien, está en disfrutar del día a día, de esas pequeñas cosas como saborear los alimentos, pasar un momento en compañía de alguien a quien amamos, o simplemente de un buen descanso.

¡Los italianos lo saben hacer muy bien! Y además, lo hacen con estilo, pues no importa el sitio que elijan, todo es hermoso y cada detalle está bien pensado. ¡Así que vayan con un itinerario de lugares pero sin agenda, pues con toda certeza encontrarán rincones hermosos y vivirán una experiencia inolvidable!

Algunos links para organizar el viaje:

www.italia.it
www.agriturismo.it
www.cinqueterre.it
www.lakecomo.it
www.gardalake.com

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