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SANTA FE DE ANTIOQUIA |COLOMBIA

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SANTA FE DE ANTIOQUIA

Pueblo encantador y lleno de historia en las montañas de Colombia

Artículo y fotos: Liliana Pérez 

Un espectáculo visual es esta población que parece haberse quedado detenida en el tiempo de la colonia española en medio de las majestuosas montañas de la cordillera de los Andes. Felizmente se conserva casi intacta arquitectónica y culturalmente para darle a sus habitantes y visitantes una agradable e interesante estadía.

A tan sólo 55 km al suroccidente de Medellín (epicentro de comercio, innovación y emprendimiento) –gracias al túnel que atraviesa la cordillera–, Santa Fe está ubicada a orillas de los Andes, entre el grandioso Río Cauca y el Río Tonusco. Confieso que para mi el paisaje que la rodea es uno sus mayores atractivos.

RIQUEZA ARQUITECTÓNICA

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Por una mezcla de razones Santa Fe es un municipio con una gran riqueza histórica. Soy colombiana y aunque no puedo decir que conozco todo mi país, me atrevo a decir que los pueblos de Colombia no se caracterizan propiamente por conservar su historia o su riqueza arquitectónica (con contadas excepciones como la Ciudad Vieja de Cartagena de Indias o la ilustre Villa de Leyva). Pero Santa Fe de Antioquia sí que lo ha hecho bien.

Como dijo César Alzate Vargas, escritor y periodista de la Corporación organizadora del Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia, ”parece una reliquia arquitectónica que hubiera saltado de la Colonia a la posmodernidad sin ensuciarse de los defectos del siglo veinte”.

La arquitectura que ha sobrevivido a través de los años da a Santa Fe de Antioquia el aspecto de una ciudad “estancada” en la época colonial: calles empedradas, plazas, iglesias y casas de los siglos XVI, XVII y XVIII.

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Un mito callejero decía que Santa Fe de Antioquia tenía más Iglesias por metro cuadrado que cualquier otro pueblo de Colombia, pero posee apenas ocho. Lo que pasa es que al ser un pueblo tan pequeño –para los estándares de las ciudades latinoamericanas– (tiene 24 mil habitantes) pareciera una cantidad exorbitante.

Todas son lindísimas. La Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción es imponente, su fachada blanca renacentista conquista a cualquiera. La Iglesia de Santa Bárbara, con su fachada en ladrillo es también grandiosa, de ahí que constantemente se vean matrimonios celebrándose en ella. La Iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá o la Iglesia de Jesús Nazareno, son pequeñas y acogedoras, perfectas para celebraciones católicas como bautizos y confirmaciones.

Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción

Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción

Su amplia plaza principal, la Plaza Mayor de Bolívar, al estilo colonial español, fue restaurada en diciembre 2017 dejándola únicamente peatonal. Hecho que visualmente la hace ver muy ordenada y bonita, pero que desplazó a cientos de comerciantes del pueblo, una tradición existente desde el siglo pasado. Era allí donde tradicionalmente se había desarrollado el comercio a manera de “toldos”; una actividad sociocultural hermosa, en la que las mujeres vestidas con batas blancas y pañuelos blancos en la cabeza vendían productos frescos de sus cosechas que los maridos bajaban de las fincas en la montaña, así como artesanías, y demás productos. ¡Qué bonito hubiera sido conservar eso de manera organizada!

www.santafedeantioquia-antioquia.gov.co

www.santafedeantioquia-antioquia.gov.co

Una de las atracciones imperdibles es el Puente de Occidente, construido en madera y acero en 1800 por el ingeniero colombiano José María Villa, quien también trabajó en el Brooklyn Bridge de Nueva York. Se suspende sobre el majestuoso Río Cauca hacia el noreste y es una obra de arte que se han preocupado por conservar para admiración de todos. Todavía se puede cruzar en carro o a pie, una experiencia digna de vivenciar.

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DEPORTE

Para quienes disfrutan montar en bicicleta todo-terreno, las montañas que rodean Santa Fe de Antioquia son un paraíso para hacer ese deporte y disfrutar de maravillosos paisajes. Recomendación: salir temprano para no morir de calor y llevar cámara de fotos o celular y mucha, mucha agua.

CELEBRACIONES Y OTRAS DELICIAS

El pueblo es sede de fiestas reconocidas a nivel nacional, como el Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia que empezó en el 2000 y lleva ya doce ediciones. Durante cinco días el pueblo se llena de directores, productores y miembros de la industria del cine colombiano para ver proyecciones al aire libre y totalmente gratis para el público. Una película internacional con escenas filmadas allí es por ejemplo, The Boy (2015) con el protagonista de El Señor de los Anillos, Elijah Wood, quien visitó el pueblo para el rodaje.

La celebración de Semana Santa es una de las festividades más tradicionales del pueblo. Tuve la fortuna de presenciar el evento y me consta que los santafereños se esmeran por mantener viva esta solemne conmemoración religiosa. Procesiones de gente cargando sus vírgenes y santos caminan por todas sus calles, pasan también las llamativas cofradías (jóvenes vestidos de capirote y capa de diferentes colores que identifican a cada legión) con faroles para alumbrar a La Virgen y demás Santos. Todas esas figuras enormes (casi de tamaño natural) no pertenecen a la Iglesia como es usual, sino que son de las familias, y con ellos permanecen el resto del año y son ellos quienes los adornan para las procesiones.

La fiesta de los Diablitos, en el mes de diciembre, es una festividad que se celebra desde el siglo XVII cuando los esclavos salían a su único día de descanso al año y festejaban disfrazados como sus amos. Hoy en día la gente se toma las calles durante diez días, van vestidos con máscaras artesanales de diablos traviesos y juguetones, y hacen diabluras para conmemorar a esos esclavos. Un evento sin duda muy particular.

santafedeantioquia.net

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Este municipio se caracteriza por su frecuente actividad minera y por sus ricos cultivos de frutas exóticas como tamarindo, pistacho, anones y chirimoyas, que se venden en la plaza Nuestra Señora de Chiquinquirá, y se disfrutan en jugos y otros productos alrededor de todo el pueblo.

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HOSPEDAJE

Hoteles se pueden encontrar de todos los estilos. Pequeños tipo boutique en casas restauradas, muy lindas, como Hotel Casa Tenerife, o estilo tradicional, más grandes, como el Hotel Mariscal Robledo, (que lleva el nombre de su conquistador y fundador, el mariscal Jorge Robledo) que es como un museo hecho hotel. Está lleno de rinconcitos con antigüedades que lo decoran y lo convierten un espacio rebosado de historia, muy atractivo e interesante. El actor Elija Wood se hospedó allí durante el rodaje de The Boy en 2015.

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Interior del Hotel Mariscal Robledo

GASTRONOMÍA

El embrujo de Santa Fe de Antioquia ha envuelto a más de uno, pues numerosos extranjeros han llegado de visita y han terminado tan enamorados del lugar y de su gente, que han decidido quedarse y organizar su vida allí. Creo que de ahí viene la cantidad de restaurantes, de muy buen nivel, que encuentras en este pueblo fascinante. Algunos de ellos:

La Casa Campesina Solariega, un restaurante colonial, mitad museo, mitad restaurante, donde sirven platos europeos, de Francia, de España, de Hungría y de Alemania, como un delicioso clásico francés boeuf bourguignon, que parece haber sido preparado por Julia Child.

Sabor Español, donde su Chef prepara cada plato con sus raíces españolas allí impregnadas, sin dejar de lado su creatividad culinaria e innovación al cocinar. Deléitate con unos camarones al ajillo o una paella fideuá exquisita.

El Restaurante Bar La Comedia, es un sitio bohemio y animado, donde se pasean algunos artistas, pues muchas veces tienen en la noche música en vivo. Así nos sorprendió una noche que comíamos ahí, Andrés Cepeda, reconocido cantante colombiano de baladas y boleros que de hecho estuvo de gira por Houston en febrero de este año.

Restaurante Bar La Comedia

Restaurante Bar La Comedia

El Restaurante Jumaye, un pequeño rincón de pescados y mariscos espectacular, que está en el top diez según TripAdvisor. Tal vez comida de mar no es lo que uno buscaría en un lugar como Santa Fe de Antioquia propiamente (está lejos de la costa y muy entre montañas). Pero cuando saboreas la primera cucharada de la Cazuela de Mariscos de Jumaye, todo hace sentido.


JESSICA ES ENERGÍA Y PASIÓN

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Pudimos conocer a Jessica Asprilla, Chef y fundadora de Jumaye quien nos recibió con una limonada de coco frappé –con su toque secreto– que está sabrosísima y refrescante, muy apropiada para el calor de Santa Fe.

Jessica es una de esas mujeres que quieres conocer y saber todo de ella. Al menos eso sentí yo desde que me hablaron del origen de Jumaye y cuando conocí a Jessica, lo comprobé. Por eso la busqué hasta encontrarla disponible y quiero compartir un pedacito de ella con ustedes.

Originaria del Chocó, departamento de la costa occidental de Colombia sobre el Pacífico, Jessica creció en Medellín donde se crió con su abuela y tías. Cuando empezó a venir a Santa Fe en compañía de una tía, se enamoró de sus montañas y de su gente. “Me enamoré de Santa Fe, porque caminaba por el Río Tonusco, ¡que es una cosa de locos!, o la caminada al Puente de Occidente… son las cosas que más me gustan de Santa Fe, levantarme y ver esa montañota gigante… Santa Fe para mi es un espectáculo visual, ¡yo no veía el calor, no veía nada más!”.

Nos comentaste de tu abuela, ¿qué rol tuvo ella en tu desarrollo en la cocina?

Cuando terminé el bachillerato, me gustaba mucho la cocina pero al ser criada con mi abuela, ella no me dejaba hacer nada, ella hacía todo con una sazón increíble… Doña Paulina, o doña Pau como le digo yo, es exagerada con el servir, con el comer, el amor ella lo daba, y todavía a sus 82 años lo sigue dando, a través de la comida. Entonces hasta mis 17 años yo no cocinaba nada pero tenía la sazón de ella en la boca, tenía el paladar.

¿Qué era lo que más te gustaba de su cocina?

Las lentejas con queso costeño; el Chocó maneja mucho el ajo, el pimentón, el apio, entonces todos son sabores fuertes, con queso. El “arroz clavao” o “arroz arrecho” que es arroz con longaniza ahumada con queso también, típico del Chocó. El “sancocho trifásico”, que no puede faltar el 31 de diciembre… es con res, cerdo y pollo… carne ahumada, pollo oreado, carne salada, ¡es una locura!

¿Y cómo llegaste entonces a dedicarte a la cocina?

La cocina llegó a mi porque mientras estudiaba auxiliar de vuelo quise trabajar en algo (mi mamá me enseñó a ser trabajadora, me inculcó mucho la independencia), y empecé a trabajar en “El Santísimo”, un restaurante que ahora está en Cartagena, pero es de un paisa que estudió en Francia, el maestro Don Federico Vega. El Santísimo lleva dos décadas cautivando a los paladares más exigentes. Allá me enseñaron que uno no vende comida; uno vende servicio, atención… él a nosotros nos educaba en servicio.

Cuando con mi esposo tomamos la decisión de tener una hija empecé con ideas para tener mayor disponibilidad de tiempo, de buscar mi independencia, y así me fui inclinando mucho por la cocina. Un día, sentados con una pareja de amigos hablando sobre Santa Fe de Antioquia, que era espectacular pero cuando venía aquí no sabía dónde comer, no le apostaban mucho al turismo en ese momento, ni al servicio, ni había ningún restaurante que se enfocara así en un solo sabor…

Viniendo de familia con poco poder adquisitivo, donde hemos sido muy juiciosas cuidando el dinero y pensando en cómo multiplicarlo, hablando con los amigos y con Juan, mi esposo (que a diferencia de mí sí estudió cocina) decidimos venirnos a Santa Fe en diciembre de 2010, muy emprendedores los dos.

Y así comenzó Jumaye.

¿Cómo fue ese inicio?

Al comienzo era un localito pequeño, la cocina era una barrita, tuve que traer el fogón, el microondas y la nevera de mi casa, y así empecé llamando a mi abuela a preguntarle cómo hacer tal cosa, metiéndome a Internet para buscar las recetas… pero yo creo que la cocina sí es un don. Lo tenía. Muchas recetas yo las hacía y tenían mi sabor. Yo lo probaba y le metía algún otro ingrediente que me parecía que le hacía falta.Y así empecé.

La cocina para mi ha sido eso. Yo creé unos sabores que funcionaban para mi y uno va aprendiendo en el camino… llevamos ocho años en Jumaye, con muchas caídas, muchas levantadas. Empezar fue con las uñas… pero con la ayuda de mucha gente, mi mamá, mi tía, mucha más gente salimos adelante.

El crecer aquí ha sido una pasión, porque la verdad me encanta disfrutar lo que hago. El equipo de trabajo para mi es primordial, somos puras mujeres. Tal vez por mi crianza, tiendo a entenderme mejor con las mujeres a quienes les vea esa verraquera, esa responsabilidad con la que yo crecí. Después sí estudié Gastronomía, pero todavía sigo estudiando, porque no le saco todo el tiempo, pues lo que me encanta es estar aquí.

¿Cómo ha influenciado a Jumaye el estar en Santa Fe y no en Medellín o en Chocó o en otro lugar?

Santa Fe me acogió con mucho amor. Tal vez me ha pasado como a “profeta en tierra ajena”… Si bien no apostaban mucho por el tema de pescados y mariscos, cada que probaban, regresaban. Cuando yo veo un cliente que regresa y que además trae más gente, eso me asegura que lo que hago lo hago con gusto, y que eso la gente lo ve y lo disfruta. La clave no son los ingredientes milimétricamente organizados por gramos, la diferencia la hace el preparar las cosas con gusto, con amor, el equipo de trabajo que hace sus tareas feliz… me toca controlarlas, decirles “¡muchachas no bailen, por favor!”, (risas).

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Santa Fe es acogedora y rica, entonces por su historia y por su hermosura, viene mucha gente de afuera que quiere probar otros sabores sin tenerse que ir hasta el Chocó. Quibdó es hermoso, Chocó es hermoso, pero le falta mucho trabajo en el tema de turismo entonces era mejor estar en este espacio donde ya eso estuviera más avanzado.

¿Qué es para ti Santa Fe de Antioquia?

Es un descanso visual, las montañas, el agua del Río Tonusco, el acceso de personas de otras culturas, es la seguridad y mucha tradición cultural.

¿Usas el Tamarindo?

¡Sí, claro! Hago mousse de tamarindo, jugo granizado y limonada… nos enfocamos mucho en las limonadas porque para mi los cítricos son muy importantes, es un sabor que me gusta mucho; entonces tenemos limonada de coco, con un toque diferente… y es porque ahumamos el coco y lo procesamos y hacemos una reducción con panela rayada, azúcar, leche de coco y leche entera; de ahí queda el cincuenta porciento, entonces es una mielecita a la que se le adiciona limón y mucho hielo.

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Para terminar, ¿qué significa Jumaye?

Jumaye… ay… Me hace llorar… inicialmente era Juan, Maria Paulina (mi hija) y Jessica.

¡Ay! Yo pensaba que era una palabra indígena del Chocó! (risas!).

¡Pues imagínate que coincidió! Conversando con mi esposo tratamos varias opciones combinando los nombres de los tres, y cuando llegamos a Jumaye nos gustó. Nos sonaba como a jungla, como a la selva del Chocó… luego me metí a Internet y encontré a Jemanjá (o Yemanyá), descubrí que era la diosa del mar. Entonces la gente oye Jumaye y piensa en “pescados y mariscos”. Es una nueva palabra y su definición es esa: pescados y mariscos. Es selva, es agua. Jumaye es mi pasión. ¡Jumaye-es-mi-pasión!

La pasión de Jessica por su cocina y por su Jumaye se le nota a leguas y es contagiosa, se siente en el ambiente de su restaurante y por su puesto en su comida… Creo que esa pasión y ese vivir la vida con tanta alegría es un ingrediente escaso en el mundo. Si cada ser encontrara y se dedicara a su pasión, viviríamos en el paraíso terrenal, porque es como un buen virus que se contagia y se multiplica muy rápido. Y a eso vinimos pero creo que se nos olvida y nos desconcentramos trabajando para generar y tener, y cada vez menos para dar de nosotros al mundo.


Nos llevamos una pizca de esa pasión y de esa energía de Jessica para seguir recorriendo Santa Fe de Antioquia y contagiarnos de la calidez de su gente… ¡y de su clima! La temperatura promedio durante todo el año en Santa Fe es 82°F pero puede llegar hasta los altos 90 en temporadas de verano (alrededor de los meses de mayo y diciembre); por lo tanto es importante estar preparado para el calor.

Pero lo más importante, es ir preparado para caminar por sus bellas callecitas, para encontrar rincones inesperados detrás de hermosos portones de madera, para respirar aire puro gracias a las enormes montañas que lo rodean, para pasear a la orilla del río Tonusco como lo hace Jessica, pero sobre todo, para disfrutar, conocer gente linda, comer delicioso y descansar. ¡Pues Santa Fe de Antioquia ofrece todo eso y más!

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